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26 de abril de 2013

Amar sin control.




No sé que decir, supongo que ya lo sabía, pero una cosa es saberlo y otra oírlo decir. Es una mezcla de dolor y de paz, algo raro. Durante estos meses he invertido mi tiempo en callar lo que decía mi subconsciente y en escuchar atentamente lo que decía mi otro yo. Me he tragado  lágrimas originadas por ti, porque tenía la seguridad de que un día no muy lejano tocarías a mi puerta, sin yo esperarlo y me regalarías un motivo para sonreír.
Dicen de mi, que suelo perder el control cuando amo. Será porque no concibo la idea de amar bajo control. O porque crecí buscándolo sin control alguno. Cuando comienzas a amar sin saber lo que es, es cuando comienzas a perder el control. Porque comienzas a recibir y a dar algo que nunca tuviste.
Ver el amor desde tus propios ojos sin llegar a saber lo que es, es un tanto confuso.  Cuando veía a la gente manifestar con sus ojos lo que su corazón intentaba decir, era asombroso. No articulaban palabra alguna, solo se miraban. Y yo era capaz de comprender algo, que nunca llegué a acariciar.
Siempre me imaginaba en el lugar de las personas que observaba con tanta curiosidad. Sobre todo, de las personas que tenían ese algo en sus miradas, ese algo que las diferenciaba del resto, que  hacían preguntarme tantas cosas acerca de mi vida. 



6 de enero de 2013

Recrearte en mi imaginación.


Aveces piensas que estás en uno de tus peores momentos, cuando de repente te das cuenta de que no era tan malo como lo que te está a punto de llegar.

Sólo estaba él, no había otra cosa que pudiera hacerle sombra.

Cuando abría los ojos al despertarme, lo primero que me venía a la mente, era la última imagen que tenía grabada de él, tan cerca y a la vez tan lejos.
Me pasaba las horas  del día intentando averiguar la forma de poder conquistarle, de que por fin sus sentimientos y los míos pudieran cruzarse.  Pero de nuevo volvía la noche y con ella ese sentimiento de vacío,  y de silencio.

No sé ya de que manera decirte que te quiero, sin parecer una perturbada, no sé de que manera  retroceder para borrar todo aquello que hice mal, y que te alejó de mi. No sé de que manera acercarme a ti, sin que ello suponga un nuevo enfrentamiento entre mis sentimientos y los tuyos, en el que siempre salgo perdiendo yo.

No sé dónde está mi límite, no lo veo, ni lo pretendo. 

Sólo quiero cerrar los ojos y recrearte en mi imaginación. Llegar a casa después de un día duro de trabajo, y verte esperándome en mi portal. Coger mi cara helada con las manos, mirarme y hacer que mi corazón adquiera una velocidad que solo tú consigues accionar. Pedirme que no me vaya, que por fin sus sentimientos querían conocer a los míos. 

Sin embargo, la realidad era otra. Decidí abrir mis ojos y me dí cuenta de que  a lo que yo aspiro, está demasiado alto para poder ser alcanzado. 
Que mis mensajes seguían sin ser contestados. Que mis labios no aguantaban las ganas de volver a probar los suyos.
Pero mis ganas de poder verle en mi portal, seguían vigentes, no sólo cuando cerraba los ojos, también cuando a día de hoy, los abro y veo que no estás.



28 de octubre de 2012

Ganas


        Me pasan tantas cosas por la cabeza que no me da ni tiempo a reaccionar.  Llevamos más de media hora metidos en el coche, mi cara está completamente inundada de lágrimas, no quiero seguir llorando, pero me quedo tan a gusto al hacerlo. 
Tú, en cambio sigues lejos de mi, mirando fijamente al frente con tics nerviosos. Sólo cuando agacho la cabeza y mi pelo tapa lo poco que puedes ver de ella, noto tu mirada, tus ganas de abrazarme, tus ganas de besarme, pero todo se queda en eso, en ganas.

Ganas de verme, pero no de quedarte. Ganas de besarme pero no de seguir. Ganas de abrazarme pero de soltarme rápidamente. Ganas de quererme, pero sin sentirlo. Ganas de estar conmigo, pero habiendo una distancia de por medio.
Ganas, que se convierten en cimientos fuertes, para lograr alzar ese castillo, en el que pueda coleccionar todas esas escenas, en dónde el protagonista eres tú, solamente tú.
Ganas que hacen que mi amor por ti,  se convierta en un trastorno, que solamente se calma,  al notar tu respiración cerca de mi nuca.
Dices que no quieres hacerme daño, pero ya lo haces al decirme eso, me dices que me tranquilice consiguiendo ponerme más nerviosa. Tu silencio consigue hacer eco a mis gritos, pidiéndote que me des lo que mis brazos gritan.

Sin quererlo, me doy cuenta de que el amar no tiene porque significar sufrimiento,  angustia, ni largas esperas. Cuando la embriaguez amorosa comienza a dejar de hacer mella en tu mente, comienzas a ver las cosas de otro color.

No porque ese chico, haya producido en ti un colapso sentimental, signifique que sea lo que te vaya a hacer feliz en un futuro no muy próximo. Y más, cuando tu presente lo nubla de momentos que se quedan en el intento de hacerlos posibles.



5 de febrero de 2012

No te veo



         Lo único que me permite estar cerca de ti, son mis largas pesadillas en las que te veo con ella, pero sonriéndome a mi, siempre a mi. Dónde el mundo se organiza para ir en contra mía, en donde me siento extraña y continuamente atacada por elegir la opción que nadie se atreve a escoger.
Por no hacer lo que todo el mundo hace.
Nos encontramos en mis pesadillas cada noche, me despierto sudando, casi sin respiración. Y muchas veces lo hago hasta preocupada de ver que sólo ha sido una fascinante pesadilla. Qué mezcla de sentimientos.

Eres tú, tú, sólo tú el que consigue que siga creyendo en el amor, eso tan difícil de sentir y tan fácil de predicar; eres la esperanza que muchos me quitan, eres mi kit de supervivencia cuando la soledad me aprieta.
Qué dificil es aprender a tomar decisiones por miedo a tener que llegar a la última página y que no nos guste lo que veamos en ella.
Aunque, ¿qué es la vida, sino una  toma de decisiones?
Qué difícil se me hace no dudar, cuando detrás de cada duda hay un acierto.
Qué frío siente uno, cuando el sol salía más en el pasado que en el presente. ¿Dónde estás? Porque no te veo, me estoy acostumbrando a ello y no quiero.

Conociéndo de primera mano mis heridas sin cicatrizar, vuelves a atacarme sin ni siquera preocuparte de apuntar bien.
Siempre he sido para tí un conejillo de indias que encontraste por casualidad, y que de alguna manera te simpatizó.
Cada vez que me apuntabas mis heridas ya acostumbradas, se familiarizaban con tus armas y ya no sentía dolor, sólo frío y compasión por ti.

No sientas lástima por mi, aunque me dedique todas las tardes de lluvia a llorar sobre tu ropa sin lavar, impregnada por tu olor y el silencio de la casa,  aunque me quede horas y horas mirándome al espejo sin pestañear, sin poder llorar aunque el dolor llegue hasta asfixiarme... preguntándome porque no te veo ya ni en mis pesadillas...







14 de octubre de 2011

La historia de Lisa


Del libro Mujeres que aman demasiado 
                    (Norwood Robin)




Mi Querida Madre

Madre, querida madre
Cuando pienso en ti
Quiero ser
todo lo que es bueno,
Lo que es verdadero.
Todo lo que es digno
Noble o maravilloso
Ha venido de ti, Madre,
De tu mano que me guía.



Lisa, una artista de ingresos muy modestos cuyo apartamento hacía también las veces de estudio de arte, señaló el poema y rió con jovialidad.
-Es demasiado, ¿verdad? ¡Tan cursi!
Pero sus siguientes palabras delataron un sentimiento más profundo.
-Lo rescaté cuando una amiga mía se mudó; ella iba a tirarlo. Lo había comprado como broma en una tienda barata. Pero yo creo que tiene algo de verdad, ¿no le parece? -Volvió a reír y agregó con tristeza: - El hecho de amar a mi madre me ha traído muchos problemas con los hombres.  
En ese punto, Lisa hizo una pausa y reflexionó. Alta, de grandes ojos verdes y cabello oscuro largo y lacio, era una belleza. Me indicó que me sentara en un colchón cubierto por una manta que estaba en un rincón relativamente más despejado del suelo y me ofreció té. Mientras lo preparaba, guardó silencio unos instantes.
Lisa había acudido a mi atención por medio de una amiga mutua que me había contado parte de su historia. Por haber crecido con el alcoholismo en su familia, Lisa era co-alcohólica. La palabra co-alcohólico simplemente se refiere a alguien que ha desarrollado un patrón dañino de relacionarse con los demás como consecuencia de haber estado involucrado de cerca con alguien que padece la enfermedad del alcoholismo. Ya sea que el alcohólico haya sido uno de sus padres, un cónyuge, hijo o amigo, la relación por lo general provoca el desarrollo de ciertos sentimientos y ciertas conductas en el co-alcohólico: escaso amor propio, necesidad de ser necesitado, un fuerte deseo de cambiar y controlar a los demás, y voluntad de sufrir.
De hecho, todas las características de las mujeres que aman demasiado por lo general están presentes en las hijas y esposas de alcohólicos y otros adictos.
Yo ya sabía que los efectos de una niñez pasada intentando cuidar y proteger a su madre alcohólica habían influido profundamente en la forma en que Lisa se relacionaría con los hombres más tarde en su vida. Esperé con paciencia y pronto comenzó a ofrecerme algunos detalles.
Lisa era la segunda de tres hijos, nacida entre una hermana mayor que había ocasionado el apresurado matrimonio de sus padres y un hermano menor que había sido otra sorpresa, nacido ocho años después de Lisa, mientras su madre aún bebía. Lisa era el producto de su único embarazo planeado.
-Siempre pensé que mi madre era perfecta, tal vez porque yo necesitaba tanto que lo fuera. La convertí en la madre que yo quería y luego me dije que yo sería exactamente como ella. ¡En qué fantasía vivía! -Lisa meneó la cabeza y prosiguió.- Yo nací cuando ella y mi padre estaban más enamorados que nunca, por eso fui su favorita. Aunque ella decía que nos quería a todos por igual, yo sabía que era muy especial para ella. Siempre pasábamos juntas todo el tiempo que podíamos. Cuando yo era muy pequeña supongo que me cuidaba, pero después de un tiempo intercambiamos los roles y yo empecé a cuidarla a ella.
"Mi padre se comportaba de una manera horrible; la mayor parte del tiempo. La trataba con grosería y perdía todo nuestro dinero en el juego. Tenía un buen sueldo como ingeniero, pero nosotros nunca teníamos nada y siempre estábamos mudándonos.  
"¿Sabe? Ese poema describe la forma en que yo quería  que fuera mucho más que cómo era en realidad. Finalmente comienzo a ver eso. Toda mi vida quise que mi madre fuera la persona que describe ese poema, pero la mayor parte del tiempo ella no podía siquiera acercarse a ser mi madre ideal porque estaba ebria. Siendo muy joven aún, comencé a darle todo mi amor y todas mis energías, con la esperanza de recibir lo que necesitaba de ella, de recibir lo que yo estaba dando. -Lisa hizo una pausa y sus ojos se empañaron un momento.- Estoy aprendiendo todo esto con la terapia, y a veces duele mucho ver cómo fue en realidad en lugar de cómo siempre pensé que podía lograr que fuera.
"Mi madre y yo éramos muy unidas, pero a muy temprana edad (tanto que ni siquiera recuerdo cuándo sucedió) comencé a actuar como si yo fuera la madre y ella, la hija. Me preocupaba por ella y trataba de protegerla de mi padre. Hacía pequeñeces para alegrarla. Me esforzaba por hacerla feliz porque ella era todo lo que tenía. Sabía que me quería porque a menudo me decía que me sentara a su lado y nos quedábamos así mucho tiempo, muy juntas y sin hablar en realidad, simplemente abrazadas. Ahora, al recordarlo, me doy cuenta de que siempre temí por ella, siempre esperando que pasara algo horrible, algo que yo debía haber sido capaz de evitar si tan sólo hubiese tenido el cuidado suficiente. Es una manera dura de vivir cuando uno está creciendo, pero nunca conocí otra cosa. Y tuvo su efecto. Cuando era adolescente, comencé a tener graves episodios de depresión.
Lisa rió suavemente.
-Lo que más me asustaba de la depresión era que cuando me sucedía no podía cuidar bien a mi madre. Verá, yo era muy concienzuda... y tenía tanto miedo de dejarla, aunque fuese sólo por un momentito. La única forma de dejarla era aferrarme a otra persona.
Lisa trajo el té en una bandeja laqueada roja y negra y la colocó en el suelo, delante de nosotras.
-A los diecinueve años, tuve la oportunidad de ir a México con dos amigas. Era la primera vez que dejaba a mi madre. Nos quedaríamos tres semanas, y la segunda semana que estuve allí conocí a aquel mexicano tremendamente apuesto que hablaba inglés a la perfección y era muy galante y atento conmigo. En la tercera semana de mis vacaciones, todos los días me pedía que me casara con él. Decía que estaba enamorado de mí y que no soportaba la idea de estar sin mí ahora que me había encontrado. Bueno, quizás ése fuera el mejor argumento para usar conmigo. Me refiero a que me decía que me necesitaba, y todo en mí respondía al hecho de ser necesitada. Además, creo que en algún nivel yo sabía que tenía que alejarme de mi madre. En casa todo era oscuro, deprimente y sombrío. Y aquel hombre me prometía una vida maravillosa. Su familia era adinerada. El tenía una buena educación. No hacía nada, por lo que yo veía, pero yo creía que era porque tenían tanto dinero que él no necesitaba trabajar. El hecho de que él tuviera todo ese dinero y aun así creyera necesitarme para ser feliz me hacía sentir inmensamente importante y útil.
"Llamé a mi madre y se lo describí, entusiasmada. Ella me dijo: "Confío en que tomes la decisión correcta." Pues bien, no debió hacerlo. Decidí casarme con él, lo cual fue definitivamente un error. "Verá, yo no tenía idea de lo que sentía con respecto a nada. No sabía si lo amaba ni si él era lo que yo quería. Sólo sabía que al fin había alguien que decía que él me amaba a mí. Yo había salido con muy pocos muchachos, no sabía casi nada sobre los hombres. Había estado demasiado ocupada encargándome de las cosas en casa. Estaba tan vacía por dentro, y aquella persona me ofrecía lo que me parecía una enormidad. Y decía que me amaba. Durante tanto tiempo había sido yo quien daba amor, y ahora parecía haber llegado mi turno de recibirlo. Y justo a tiempo. Sabía que estaba casi totalmente agotada, que no me quedaba nada para dar.
"Bueno, nos casamos de prisa, sin que lo supieran sus padres. Ahora parece algo muy loco, pero en aquel momento parecía demostrar lo mucho que me quería... que estaba dispuesto a desafiar a sus padres con tal de estar conmigo. Entonces yo pensaba que se rebelaba al casarse conmigo, una rebelión suficiente para enfurecer a sus padres, pero no tanto como para que lo echaran. Ahora lo veo de otra manera. Después de todo, él tenía secretos que guardar respecto de su identidad y conducta sexuales, y el hecho de tener una esposa lo hacía parecer más "normal" que el no tenerla. Supongo que a eso se refería al decir que me necesitaba. Y, por supuesto, yo fui una elección perfecta, pues al ser estadounidense siempre resultaría fuera de lugar, sospechosa. Cualquier otra mujer, especialmente de su propia clase social, al ver lo que yo vi, tarde o temprano se lo habría dicho a alguien. Entonces toda la ciudad se habría enterado. Pero ¿a quién iba a decírselo yo? ¿Quién hablaba conmigo? ¿Y quién iba a creerme?
"Sin embargo, no creo que nada de eso haya sido deliberado o calculado de su parte, como no lo eran mis motivos para casarme con él. Simplemente encajábamos juntos y, al principio, pensamos que era amor.
"De todos modos, después de la boda, ¿adivine qué pasó? ¡Tuvimos que ir a vivir con aquella gente que ni siquiera estaba al tanto de nuestro matrimonio! Oh, fue horrible. Ellos me odiaban y yo tenía la impresión de que hacía ya cierto tiempo que estaban enfadados con él. Yo no hablaba una palabra de español. Todos en su familia sabían hablar inglés, pero no querían. Yo estaba totalmente desconectada y aislada, y desde el comienzo tuve mucho miedo. El me dejaba sola por las noches con mucha frecuencia, de modo que me quedaba en nuestra habitación y finalmente aprendí a dormirme, hubiera llegado él o no. Yo ya sabía sufrir. Lo había aprendido en casa. En cierta forma, creía que ése era el precio que debía pagar por estar con alguien que me amaba, que eso era lo normal.
"A menudo él regresaba borracho y cariñoso, pero eso era realmente horrible. Yo podía sentir el perfume de otras mujeres en él.
"Una noche, yo ya había estado dormida por algún tiempo y me despertó un ruido. Allí estaba mi esposo, borracho, admirándose frente al espejo, con mi bata puesta. Le pregunté qué estaba haciendo y me dijo: "¿No crees que me veo bonito?" Hizo un gesto femenino y vi que tenía los labios pintados.
"Finalmente, algo se cortó. Supe que tenía que salir de allí. Hasta entonces había sido desdichada, pero estaba segura de que la culpa era mía, de que, de alguna manera, yo podía ser más cariñosa y hacer que él deseara quedarse conmigo, hacer que sus padres me aceptaran e incluso que me tuvieran cariño. Estaba dispuesta a esforzarme más, al igual que con mi madre. Pero eso era diferente. Eso era una locura.
"No tenía dinero ni manera de conseguirlo, entonces al día siguiente le dije que si no me llevaba a San Diego contaría a sus padres lo que había hecho. Mentí y le dije que ya había llamado a mi madre y que ella me esperaba, y que si me llevaba allá no volvería a molestarlo. No sé de dónde saqué el coraje, porque en realidad pensaba que él me mataría o algo así, pero dio resultado. El tenía mucho miedo de que sus padres se enteraran. Me llevó hasta la frontera sin decir palabra y me dio dinero para un pasaje en autobús a San Diego y unos quince dólares. Así fue como terminé en San Diego, en casa de una amiga. Me quedé allí hasta que conseguí empleo y después alquilé una vivienda con tres personas más e inicié un estilo de vida bastante loco.
"A esa altura ya no tenía absolutamente ningún sentimiento propio. Estaba completamente insensibilizada. Pero seguía sintiendo aquella tremenda compasión, la cual me metió en muchos problemas. En los siguientes tres o cuatro años salí con muchos hombres sólo porque sentía pena por ellos. Tuve suerte de que las cosas nunca escaparan a mi control. La mayoría de los hombres con quienes me involucré tenía problemas de drogas o de alcohol. Los conocía en fiestas u, ocasionalmente, en bares, y ellos también parecían necesitar que los comprendiera, que los ayudara, y eso era como un imán para mí."
La atracción que sentía Lisa hacia esa clase de hombres tenía sentido perfectamente desde el punto de vista de su historia con su madre. Lo más cercano al hecho de ser amada que había experimentado Lisa consistía en ser necesitada, de modo que cuando un hombre parecía necesitarla, en realidad le estaba ofreciendo amor. No era necesario que fuera amable, generoso ni cariñoso. El hecho de que estuviera necesitado bastaba para reavivar los viejos sentimientos que ella ya conocía e incitar su reacción de proporcionar cuidados.
La historia de Lisa continuaba.
-Mi vida era un desastre, y también la de mi madre. Sería difícil decir cuál de las dos estaba más enferma. Yo tenía veinticuatro años cuando mi madre dejó de beber. Lo hizo de la manera más difícil. Sola en la sala, hizo esa llamada a A.A. y pidió ayuda. Enviaron a dos personas que hablaron con ella y la llevaron a una reunión esa tarde. Desde entonces no ha bebido más.
Lisa sonrió ligeramente por el coraje de su madre.
-Realmente debió de llegar a ser insoportable, porque era una dama muy orgullosa, demasiado orgullosa para llamar a menos que estuviera desesperada. Gracias a Dios, yo no estuve allí para verlo. Seguramente me habría esforzado tanto para hacerla sentir mejor que ella nunca habría recibido verdadera ayuda.
"Mi madre había comenzado a beber realmente mucho cuando yo tenía unos nueve años. Yo volvía de la escuela y ella estaba tendida en el sofá, dormida, con una botella a su lado. Mi hermana mayor se enojaba conmigo y me decía que yo no quería ver la realidad porque jamás admitiría lo mala que era, pero yo amaba demasiado a mi madre para permitirme siquiera advertir que ella estaba haciendo algo malo.
"Éramos muy unidas, por eso, cuando las cosas empezaron a desmoronarse entre ella y papá, quise compensarla. Su felicidad era para mí lo más importante del mundo. Yo sentía que tenía que compensarla por las cosas que hacía mi padre y que la lastimaban, y lo único que yo sabía hacer era ser buena. Entonces, era buena en todas las maneras en que sabía serlo. Le preguntaba si necesitaba ayuda con algo. Cocinaba y limpiaba sin que me lo pidiera. Trataba de no necesitar nada para mí.
"Pero nada daba resultado. Ahora comprendo que yo asumía dos fuerzas de increíble poder: el deterioro del matrimonio de mis padres y el creciente alcoholismo de mi madre. No tenía oportunidad de solucionarlo, pero eso no evitaba que lo intentara... y que me culpara a mí misma cuando fracasaba.
"Verá, la infelicidad de mi madre me dolía mucho y sabía que había áreas en que yo podía mejorar. Mi trabajo en la escuela, por ejemplo. En eso no me iba demasiado bien porque, por supuesto, en casa estaba bajo mucha presión, tratando de cuidar a mi madre, preparando las comidas y finalmente trabajando afuera para ayudar. En la escuela sólo me quedaban energías para un trabajo brillante por año. Lo planeaba con esmero y lo mostraba para que las maestras vieran que no era idiota. Pero el resto del tiempo apenas pasaba. Ellas decían que no me esforzaba de verdad. ¡Ja! No sabían cuánto me esforzaba... para mantener todo bien en casa. Pero mis calificaciones no eran buenas, y mi padre gritaba y mi madre lloraba. Yo me culpaba por no ser perfecta. Y seguía esforzándome más que nunca."
En un hogar gravemente disfuncional como éste, donde hay dificultades aparentemente insalvables, la familia se concentra en otros problemas, más simples, que en cierto modo prometen ser solucionables. De esta manera, el trabajo y las calificaciones escolares de Lisa se convirtieron en el foco de atención de todos, inclusive de Lisa misma. La familia necesitaba creer que ese problema, de ser rectificado, traería armonía.
Había una intensa presión sobre Lisa. No sólo trataba de solucionar los problemas de su padre al tiempo que cargaba con las responsabilidades de su madre, sino que también se la identificaba como la causa de esa desdicha. Debido a las proporciones monumentales de su tarea, nunca experimentó el éxito, a pesar de sus esfuerzos heroicos. Naturalmente, su sentido del propio valor se resintió en forma terrible.
-Una vez llamé a mi mejor amiga y le dije: "Por favor, déjame hablarte. Si quieres, puedes leer un libro. Sólo necesito a alguien del otro lado de la línea." ¡Ni siquiera creía merecer que alguien escuchara mis problemas! Pero ella me escuchó, por supuesto. Su padre era un alcohólico en recuperación que asistía a A.A. Me costaba muchísimo admitir que algo andaba mal, a menos que la culpa fuese de mi padre. Realmente lo odiaba.
Lisa y yo bebimos nuestro té en silencio unos momentos mientras ella luchaba con amargos recuerdos. Cuando pudo continuar, dijo simplemente:
-Mi padre nos dejó cuando yo tenía dieciséis años. Mi hermana ya se había ido. Ella tenía tres años más que yo, y en cuanto cumplió los dieciocho consiguió un empleo de tiempo completo y se marchó de casa. Entonces quedamos solamente mi madre, mi hermano y yo. Creo que comenzaba a ceder a la presión que yo misma me imponía para mantenerla a salvo y feliz, y para cuidar a mi hermano. Entonces fui a México y me casé, volví y me divorcié, y después anduve con muchos hombres durante años.
"Unos cinco meses después de que mi madre ingresó al programa de A.A., conocí a Gary. El primer día que pasé un rato con él estaba drogado. Paseamos en el auto con mi amiga, que lo conocía, y él estaba fumando marihuana. Le agradé y me agradó, y ambos por separado nos pasamos esa información a través de mi amiga, de modo que pronto me llamó y vino a visitarme. Hice que posara para mí mientras yo lo dibujaba, sólo por diversión, y recuerdo que me sentí abrumada de sentimientos por él. Era la sensación más poderosa que había tenido por un hombre.
"Otra vez estaba drogado y, sentado allí, hablando lentamente (usted sabe, como hablan bajo el efecto de la "hierba"), y tuve que dejar de dibujar porque mis manos empezaron a temblar tanto que no podía hacer nada. Sostenía el block de dibujo inclinado, apoyado sobre mis rodillas, para que él no pudiera ver cómo me temblaban las manos.
"Hoy sé que a lo que yo reaccionaba era al hecho de que él hablaba como lo hacía mi madre cuando había estado bebiendo todo el día. Las mismas pausas largas y palabras cuidadosamente seleccionadas que salían como demasiado recalcadas. Todo el amor y el cariño que yo sentía por mi madre se combinaban con mi atracción física hacia él como hombre apuesto. Pero por entonces yo no tenía idea de por qué estaba reaccionando así; entonces, por supuesto, lo llamé amor."  
El hecho de que la atracción de Lisa hacia Gary y su relación con él empezaran tan poco tiempo después de que su madre dejara de beber no fue una casualidad. El vínculo que unía a ambas mujeres nunca se había cortado. Aun cuando las separaba una considerable distancia geográfica, su madre siempre había sido la primera responsabilidad y el vínculo más profundo para Lisa. Cuando la joven comprendió que su madre estaba cambiando, que se estaba recuperando de su alcoholismo sin su ayuda, reaccionó por miedo a que no la necesitaran. Pronto, Lisa estableció una nueva relación de profundidad con otro individuo adicto. Después de su matrimonio, sus relaciones con los hombres habían sido superficiales, hasta que llegó la sobriedad de su madre. Se "enamoró" de un adicto cuando su madre recurrió a Alcohólicos Anónimos en busca de ayuda y apoyo para recuperarse. Lisa necesitaba una relación con una persona activamente adicta para sentirse "normal".
Lisa siguió describiendo la relación de seis años que tuvo con Gary. Gary se mudó al apartamento de ella casi de inmediato y dejó en claro, durante sus primeras semanas juntos, que en caso de que alguna vez tuvieran que elegir entre comprar droga y pagar el alquiler, para él la droga siempre estaría primero. Sin embargo, Lisa estaba segura de que cambiaría, que llegaría á valorar lo que tenían juntos y querría preservarlo. Estaba segura de que podría hacer que la amara como ella lo amaba.
Gary rara vez trabajaba y cuando lo hacía, fiel a su palabra, utilizaba sus ingresos para pagar la marihuana o el hachís más costosos. Al principio Lisa lo acompañó en el consumo de drogas, pero al ver que interfería con su capacidad de ganarse la vida lo dejó. Después de todo, era responsable por mantener a ambos, y tomaba su responsabilidad en serio. Cada vez que pensaba en decir a Gary que se marchara -después de que él había vuelto a sacarle dinero del bolso o cuando al volver, exhausta, del trabajo, encontraba una fiesta en el apartamento, o cuando él no había venido a casa en toda la noche- él compraba una bolsa de comida o la esperaba con la cena lista o le decía que había comprado un poco de cocaína especialmente para compartirla con ella, y la decisión de Lisa se esfumaba mientras se decía a sí misma que, después de todo, Gary la amaba.
Las historias que él le contaba de su niñez la hacían llorar de pena, y Lisa estaba segura de que, si lo amaba lo suficiente, podría compensarlo por todo lo que había sufrido. Sentía que no debía culparlo ni hacerlo responsable de su comportamiento, puesto que lo habían dañado cuando niño, y al concentrarse en remediar el pasado de Gary llegaba a olvidar su propio doloroso pasado.
Una vez, durante una discusión en que ella se negó a darle un cheque que le había enviado su padre como regalo de cumpleaños, Gary clavó un cuchillo en todos los cuadros del apartamento.
Lisa prosiguió con su historia.
-En ese entonces estaba tan enferma que llegué a pensar: "La culpa es mía; no debí hacer que se enojara tanto." Seguía culpándome por todo, tratando de reparar lo irreparable.
"El día siguiente fue un sábado. Gary había salido un rato y yo estaba limpiando todo, llorando y tirando las pinturas de tres años. Tenía el televisor encendido para distraerme, Y estaban entrevistando a una mujer que había sido golpeada por su esposo. No se le veía la cara, pero hablaba de cómo había sido su vida y describió algunas escenas bastante horribles y después dijo: "No me parecía tan malo porque yo aún podía soportarlo."
Lisa meneó la cabeza lentamente.
-Eso es lo que yo estaba haciendo: seguía en aquella situación terrible porque aún podía soportarla. Cuando oí a esa mujer, dije en voz alta: "¡Pero tú mereces algo más de lo peor que puedas soportar!" Y de pronto me oí y empecé a llorar mucho porque comprendí que yo también. Yo merecía más que el dolor y la frustración Y la pérdida y el caos. Con cada pintura arruinada me dije: "Ya no viviré así."
Cuando Gary volvió, sus cosas estaban empacadas, esperándolo afuera. Lisa había llamado a su mejor amiga, que había traído a su esposo, y esta pareja ayudó a Lisa a tener el coraje de decir a Gary que se marchara.
-No hubo una escena porque estaban mis amigos, por eso simplemente se marchó. Más tarde empezó a llamarme y a amenazarme, pero yo no reaccionaba de ninguna manera, de modo que después de un tiempo se dio por vencido.
"Sin embargo, quiero que entienda que no lo hice sola; me refiero a no reaccionar. Esa tarde, cuando todo había pasado, llamé a mi madre y le conté todo. Ella me dijo que comenzara a ir a las reuniones de A.A. para hijos adultos de alcohólicos. Solamente le hice caso porque estaba sufriendo demasiado."
Se trata de una comunidad de parientes y amigos de alcohólicos que se reúnen para ayudarse entre sí y a sí mismos a recuperarse de su obsesión por el alcohólico que  hay en sus vidas. Las reuniones de hijos adultos son para hijos de alcohólicos que desean recuperarse de los efectos de haber vivido con el alcoholismo cuando niños. Esos efectos incluyen la mayoría de las características de amar demasiado.
-Entonces comencé a entenderme. Gary, para mí, era lo que el alcohol había sido para mi madre: era una droga de la que yo no podía prescindir. Hasta el día en que lo eché, siempre me había aterrado la idea de que se marchara, por eso hacía todo cuanto podía para complacerlo. Hice todas las cosas que había hecho cuando niña: trabajar duro, ser buena, no pedir nada para mí y encargarme de lo que era responsabilidad de otro.
"Como el sacrificio propio siempre había sido mi patrón de vida, no habría sabido quién era yo sin alguien a quien ayudar o algún sufrimiento que soportar."
El profundo apego de Lisa a su madre y el gran sacrificio de sus propias necesidades que requería ese vínculo la prepararon para posteriores relaciones de pareja que involucraban sufrimientos más que cualquier tipo de realización personal. Cuando niña, ella había tomado una profunda decisión de rectificar cualquier dificultad en la vida de su madre a través del poder de su propio amor y desinterés.
Esa decisión pronto se volvió inconsciente, pero continuó impulsándola. Totalmente desacostumbrada a evaluar formas de asegurar su propio bienestar pero experta en promover el bienestar de los demás, asumía relaciones que prometían otra oportunidad de enmendarlo todo para otra persona mediante la fuerza de su amor. Fiel a su historia, el hecho de no ganar ese amor a través de sus esfuerzos sólo la hacía esforzarse más.
Gary, con su adicción, su dependencia emocional y su crueldad, combinaba todos los peores atributos de la madre y el padre de Lisa. Irónicamente, eso explicaba su atracción hacia él. Si la relación que tuvimos con nuestros padres fue esencialmente sana, con expresiones adecuadas de afecto, interés y aprobación, entonces, como adultas, tendemos a sentirnos cómodas con las personas que engendran sentimientos similares de seguridad, calidez y una dignidad positiva. Más aun, tendemos a evitar a la gente que nos hace sentir menos positivas con respecto a nosotras mismas a través de sus críticas o de su manipulación para con nosotras. Su conducta nos resultará repelente. 

Sin embargo, si nuestros padres se relacionaron con nosotras en forma hostil, crítica, cruel, manipuladora, dictatorial, demasiado dependiente, o en otras formas inadecuadas, eso es lo que nos parecerá "correcto" cuando conozcamos a alguien que exprese, quizá de manera muy sutil, matices de las mismas actitudes y conductas. Nos sentiremos cómodas con personas con quienes se recrean nuestros patrones infelices de relación, y tal vez nos sentiremos incómodas e inquietas con individuos más apacibles, más amables o más sanos en otros aspectos. O bien, debido al desafío de intentar cambiar a alguien a fin de hacer feliz a esa persona o de ganar afecto o aprobación reprimidos, tal vez simplemente nos sintamos aburridas con la gente más sana. A menudo el aburrimiento encubre sentimientos leves a intensos de malestar, que las mujeres que aman demasiado tienden a sentir cuando no están en el ya conocido rol de ayudar, esperar y prestar más atención al bienestar ajeno que al propio. En la mayoría de los hijos de alcohólicos, como también en los de otras clases de hogares disfuncionales, hay una fascinación con las personas que implican problemas y una adicción a la excitación, especialmente a la excitación negativa. Si el drama y el caos siempre estuvieron presentes en nuestra vida y si, como sucede con tanta frecuencia, nos vimos forzados a negar muchos de nuestros sentimientos mientras crecíamos, a menudo necesitaremos acontecimientos dramáticos para poder engendrar un sentimiento. De esta manera, necesitamos la excitación que nos proporcionan la incertidumbre, el dolor, la decepción y la lucha sólo para sentirnos vivos.








Si, yo también me he sentido identificada...

9 de octubre de 2011

Mujeres que aman demasiado





Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con "él...", estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su terapeuta, estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad físicas, sin duda estamos amando demasiado.

La mayoría de nosotras hemos amado demasiado por lo menos una vez, y para muchas de nosotras ha sido un tema recurrente en nuestra vida. Algunas nos hemos obsesionado tanto con nuestra pareja y nuestra relación que apenas podemos funcionar como personas.  

23 de septiembre de 2011

Un duque que no resultó como el de la serie...





Cuando hace sol y la nube puñetera por mucho que intente esquivarla me quiere hacer compañía, intento acordarme de como hacía esos días en los que no sólo era una, sino dos, tres, cinco... las que me impedían ver el sol durante mucho tiempo.

Me acuerdo mucho de aquel día, de cuando dí mi cuerpo para sanar mi mente.
Recuerdo  aquellas mañanas, tardes, noches; sentada junto a la ventana con la mirada desorientada, ausente pensando en lo que había sido de mí durante ese año, no sabía qué decir  sólo tragaba saliva y lloraba de rabia  por haber arruinado una etapa de mi vida, sin yo haberme dado cuenta de ello. 
Salí victoriosa de ese combate y dejé aquel puesto de la ventana para otras personas. Aprendí tantas cosas de esta vida, tantas... Qué jamás podrán ser olvidadas.
Ahora viene el pero, lo he vuelto a pasar, he dado marcha atrás y me he sentido como en aquella etapa. Sumisa, dependiente de sentimientos, enganchada al cariño... y lo peor de todo he perdido nuevamente mi dignidad.
Lo único que pretendía era seguir sus pasos, no enfadarle,  hacer que gozara de mi aunque yo no pudiera hacerlo, enamorarle, no cagarla, sentirle, que no me levantara la voz, ni me tratara mal, que no me hablara como si fuera uno más, que me cuidara cuando estaba mal,que pensara en mi, en nosotros, en lo mucho que nos queríamos, en que cuando nos mirabamos había magia, que no existía nadie, nadie. Pero algo pudo más que eso.
Que cuando me viera llorar me quitara esas ganas con un simple abrazo,que tanto le costaba darme,  y que escuchara mis consejos, consejos que nunca quiso entender.







31 de agosto de 2011

Los hombres que no amaban a las mujeres.

 

Mirar que texto más interesante he encontrado por la red...

Los hombres que no amaban a las mujeres

Todas hemos tenido alguna vez algún novio.
Y todas lo hemos dejado con él.
Ha podido durar más o menos, dependiendo de nuestra paciencia
o de la suya, que al fin y al cabo, nosotras no lo hacemos
tampoco todo bien.

Ahora me doy cuenta de cuáles son los hombres que realmente
no aman a las mujeres.

Son pequeños y grandes detalles.
No es volver a la época del romanticismo, no hablo de que los
hombres nos tengan que llevar en su corcel, ni que tengan que
trepar por nuestra melena hasta la ventana, hablo de ahora.

Los hombres que no aman a las mujeres de ahora son aquellos
que cuando cuelgan su abrigo no te cogen el tuyo y te lo
cuelgan también.
Son aquellos que no te cuidan, que cuando están contigo no
están pendientes de si estás agusto o estás cómoda.
Son aquellos que no te ven como la cosa más maravillosa que
hay sobre la faz de la tierra.
No encuentran maravillosos y curiosos tus pensamientos y tu
forma de ver el mundo, desde la perspectiva de una mujer.
Que no aprecian tu esfuerzo y tu dedicación en complacerle,
en amoldarte también a sus horarios y a su vida, solo para verle
aunque sean dos minutos al día y daros mil besos.
Son aquellos que cuando te miran a los ojos no piensan que
es lo más bonito que han visto en todo el día.
Son aquellos que no piensan que tengan que conquistarte día
a día, todos los días de tu vida.
Son aquellos que no se ponen guapos cuando quedan contigo,
y cuando digo guapos hablo de cosas básicas como no aparecer
en chándal y qué menos que lavarse los dientes.
Son aquellos que no te dicen todos los días por lo menos
una vez "guapa", "preciosa" o similar.
Son aquellos que no te hablan con cariño siempre, que no
intentan entenderte y que no se fijan en si hoy te han visto
sonreír.
Son aquellos que anteponen cualquier plan a estar contigo,
que no buscan momentos a solas para disfrutar únicamente de ti.
Son aquellos que no desean besarte cada vez que abres la boca
para hablar.
Son aquellos que no tienen detalles contigo, y que si los tienen
es en días obligatorios como San Valentin, y son tan dejados y
con tan poco cariño que si hay una tarjeta no son capaces de
escribir un simple "Te quiero" y la dejan en blanco.
Son aquellos que no son capaces de hacerte el amor en cualquier
sitio y después tumbarse contigo en el sofá.
Son aquellos que te venden amor eterno y planean su boda
contigo pero son incapaces de hacer un plan de fin de semana.

Son aquellos que hasta que no te pierden no se dan cuenta
de que te habían encontrado...





Blog Contigo nunca es suficiente

28 de agosto de 2011

MIS 10 MANDAMIENTOS... NO!!!!!!




1- No me sentiré inferior a ningún hombre, por mucho que lo admire o me fascine.

2- No desnudaré ni daré mi vida cuando ellos no hayan dado ni una cuarta parte de su aliento por mi.

3- No descuidaré nunca más mi amor propio por un hombre.

4- No volveré a decir que estoy enamorada cuando sólo sé sus nombres, apellidos y lo bien que besa.

5- No volveré a quedar con hombres que me traten mal o me hagan llorar.

6- No desperdiciaré ni un día más de mi vida lamentándome por no tenerle, él se lamentará por perder una mujer como yo.

7- No volveré a comparar el hecho de ser feliz con tener el cariño de un hombre.

8-No daré oportunidades cuando no hay hechos.

9-No me arrepentiré cuando lo mande a tomar por culo.

10- ¡APRENDERE A DECIR NO Y A DECIR SE ACABÓ!


Porque el AMOR, no es nada de esto... como dije en el otro post, el amor te permite disfrutar de la vida, y si ese personaje no te lo permite a la papelera de reciclaje, si se puede reciclar claro...










19 de agosto de 2011

SENTIR QUE LA VIDA SE ME VA CONTIGO.




Hacía tiempo que no me sentía así, que no me despertaba con estas ansias de devorar el mundo, que no dormía tan plácidamente siendo testigo dónde sólo tú eres el protagonista de mis películas fantasiosas.
Hacía tiempo que no daba los buenos días con una sonrisa de oreja a oreja a mi madre y que no le transmitía ese deseo por salir y no agachar la cabeza ante una dificultad, por muy fea que fuera.
Hacía tiempo que no me sentía tan coqueta cuando me miraba al espejo...
Sí, me han enamorado. Hacía unos seis meses que no me sentía así o quizás más tiempo.
Echaba tanto de menos sentirme así...

El de despertarme y que lo primero que viera fuera a la persona que juega a tus espaldas con tus mariposas,  las mismas que sientes cuando lo tienes a tan sólo tres centímetros de tu boca. Sentir que te acordona por la cintura y que su mano llega hasta tus senos con tan suma delicadeza, que lo único que quieres en ese momento es que todos los relojes que existen en esa habitación dejen de funcionar, que en las calles lo único que impere sea el silencio, ya que lo único que quieres es perderte con él entre las sábanas...

El amor me hace sentir viva, hace que huela la vida de otra manera totalmente diferente, cuando normalmente lo único que siento por ella es impasibilidad  e incluso antipatía. Hace que sea persona, que mire a mi alrededor con la cabeza alta, con una esperanza de que todo lo negro puede cambiar a un gris en pocos segundos. 
Cuando estoy enamorada desearía que el sol nunca abandonara mis días y poder aprovechar cada centímetro de su piel...

Echarle de menos y estar pendiente del teléfono como si fueras una quinciañera cuando estás más cerca de los treinta. Sentir que lo pierdes que los lugares dónde coincidisteis por casualidad, dónde os amasteis ya no existen. Que sales a la calle a buscarlo y tus ojos sólo ven parejas demostrando lo que tú quieres demostrarle a él, oliendo la vida como pudiste hacer hace un tiempo gracias al amor, pero que en estos momentos te sientes tan pequeña que no puedes ni hablar. 
Sí aveces el amor duele tanto, tanto.
Sentir que me falta aire porque ya no lo tengo como antes, que mi histerismo acelera a medida que lo días pasan y su pasividad aumenta. Indiferencia, sentirte anulada, pasar de sentirte viva a estar en la plena oscuridad....

Asi es como uno se da cuenta que esas mariposas emprenden un viaje desde uno mismo hacía un gran jardín llamado amor, dónde aparte de miradas, besos, pasión, confianza... Hay VIDA.





Hago una pequeña apreciación este texto lo escribí pensando en una persona que sí que lo quería que sentí por el todo lo que aquí queda plasmado, pero él en cambio me hizo daño me causó dolor en reiteradas ocasiones, mi dignidad no existía, cuando nos mirabamos en el espejo, yo no existía solo lo miraba a él, SOLO ERA ÉL.
Me eclipsó, pero yo por lo visto a él no...
Se llamaba Roberto, y lo digo en pasado porque desde hoy ha muerto para mi.
Pero estoy ilusionada porque he cerrado una puerta, pero hay una ventanita que nosé porque tiene algo que me gusta jejeje...








18 de mayo de 2011

Amar hasta que te retuerzas de placer!!







 "A veces el amor dura, pero otras en cambio duele"
Podría decir mucho, pero estoy tan cansada de amar y no recibir nada a cambio, tenía muchas cosas bonitas escritas si, pero las he enviado a la papelera de reciclaje.
Conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Sé que ni yo voy a ser tuya ni tu serás mio. Me sigo haciéndo ideas falsas de una vida junto a ti, vete tú a saber porqué, pero eso lo hago desde el primer día en que te vi entrar en el hotel, el día en que nos conocimos, con ese traje y esa sonrisa de oreja a oreja, estabas taan guapo... No dejé de mirarte ni un sólo segundo. Pero cuando nos despedimos en el aeropuerto, supe que tú y yo no teniamos ningún futuro, que tu tenías tu vida en Italia, aunque yo no la tenga en España. Y mira que hemos vivido cosas realmente fascinantes difíciles de olvidar, por mucho que estemos con otras personas.

Pero el volver a verte después de un año, el volver a sentirte, cuando pensaba que te veía como un simple amigo, ha hecho que piense las cosas sosegadamente, y es que ningún hombre me ha hecho sentir tan completa como tú.

Gracias por lo vivido, por lo aprendido. Gracias por amarme así.
No puedo tenerte ningún rencor.
Lo malo... que no podemos ser felices juntos.
Siempre te voy a querer, siempre!
Cuidate







27 de febrero de 2011

Siempre Me Quedará






Creo que lo que más jodido no es perder a la persona amada, o que no sea recíproco ese sentimiento, sino que por más que lo intentes no consigas encontrar a esa persona que reúna todo lo que buscas, todo lo que quieres para tí, todo lo que englobaría la palabra AMOR. 
Sí es guapo, pero... Si te hace reir, pero... Si te hace el amor como nadie pero... Si compartis muchas cosas en común... Pero te dice y te pregunta lo mismo que todos, de repente te suelta un repertorio de alabanzas que no vienen a cuento con tal de que te sientas halagada. Los sosos que me decís de ellos, que te hacen sentir sosa a ti también y te cuestionas, ¿tan rarilla seré, que no sacamos un tema de conversación ameno?
Los que no te hacen sentir única y te comparan con sus ex. ¿Dónde están esos hombres que antes si lo hacían?

¿Tan complejo puede resultar esto?


22 de febrero de 2011

Te apuntas?

Beber un cartón de jugo de frutas,comer croissants recién horneados , hacer el amor mientras se escucha el ruido de las olas de la costa...

Sentir que eres mio y que te pertenezco, mirarme y sonrojarme, acariciarme las mejillas y decirme lo importante que soy para tí.
Cogerme por la cintura como si tuvieras miedo de algo.
Quererme, sencillamente eso.
Pasear por la playa después de un buen arroz con bogavante, sentir que el sol nos sigue como si fuera uno más, abrazarte y darme cuenta de lo afortunada que soy.




Porque el amor existe