11 de diciembre de 2012

Son esos momentos...







¿Te apetece perderte en mi cuerpo? 



Porque yo ya no sé como hacer para que me desnudes y perderme en el tuyo.

Son esos momentos dónde las lágrimas de mis ojos se secan, dónde tu tensión se afloja por momentos, dónde tu mirada dice lo que tu boca no consigue transmitirme. 

Noto como me acorralas, te miro y aún es mayor esa sensación.
Aún no me has besado y estoy temblando.

Me acaricias los labios con uno de tus dedos,  mientras los miras con deseo.   Eso hace que el miedo bloquee la salida de palabras, queriendo decirte lo mucho que me haces falta.

No puedo evitarlo y te beso. Sintiendo cosas que por más que lo intente, soy incapaz de explicar, y tu de comprender.

Te empujo hacia la cama, y es cuando mi rabia se convierte en un deseo imposible de frenar. No es sólo lo que veo, ni lo que puedo palpar. Es lo que le haces sentir a mi cuerpo, cuando está tan cerca del tuyo. 
Tu lengua paseando por cada parte de mi cuerpo hace que me estremezca, que te pida que no pares... 









28 de noviembre de 2012

Zahara Con las ganas

2 de noviembre de 2012

Engañar al dolor







Engañar al dolor. ¿Es posible? 
Ver al chico que quieres en medio de la oscuridad de la noche, dándole a ella lo que tu piel pide a gritos.¿Cómo hago para que no me duela? Para no irme por las calles cabizbaja, y sin un rumbo fijo.

Y es que cuando el dolor es por dentro... es más fuerte...


Mirarme al espejo y no sentir angustia, que un kilo perdido no suponga un motivo para sonreír,  perder a la persona que más quieres y darte cuenta de que tu reloj no se ha parado para tí, ni lo hará. Sentirte completamente sola, y conseguir encontrar un sentido a ese vacío.



Según un estudio, si te duele la mano derecha y la cruzas con la izquierda, consigues engañar al cerebro, y por lo tanto a esa sensación de dolor. 



No es tan complejo como parece ser, lo que es difícil es poder ver la realidad a través del dolor. 

Sé que muchas personas que han leído  este blog, no han llegado a sentirse identificadas con lo aquí expuesto. Sé que tengo una manera de sentir las cosas, un poco difíciles de traducir, pero hasta la persona más intratable, tiene sensibilidad, se conmociona, y sobre todo no conoce la indolencia.
Si siente cuando una aguja atraviesa su cuerpo, porque no sentir el desamor, el duelo, el propio dolor.  


"Me niego a aceptar que para poder sobrevivir en este país haya que tener piel de elefante"

Lila Ochoa


Psicológicamente es el mismo dolor, porque el dolor es algo intrínseco  sea palpable o no. Y sé, que muchas de esas personas reacias a este blog en algún punto de su lectura se ha sentido identificados, lo sé. Aunque sea un blog muy compungido como algunos explican. Lo siento, mi mente solo actúa ante estímulos causados por él, por el dolor, cuando no lo distingue, se toma unas merecidas y largas vacaciones, pero eso si,está entre mis objetivos hacerlo, de verdad.

Siempre he pensado que soy como un libro imposible de cerrar, tengo una necesidad imperial de aflorar lo que siento,  de oler sentimientos, de poder clasificarlos, ordenarlos, y nunca taparlos, nunca. Será porque durante un tiempo, algo me impedía hacerlo.
Nunca quise darme cuenta de ello, pero transformaba el dolor en algo dulce, sin saber nunca de donde provenía esa angustia. 

Cuando la capacidad de expresión y resolución de conflictos emocionales es limitada, la sobrecarga es aún mayor. Si esa sobrecarga emocional no se libera de alguna manera puede causar enfermedades tanto físicas como mentales.



No sé si es posible engañar al dolor o no, pero evitándolo, o quererlo maquillar con polvos ficticios, hace que te unas más a él, sin tú quererlo. 
Huir de él es algo equívoco, ni avanzas ni retrocedes, haces que la captura de tu realidad se congele, sin poder dar un paso firme. 
Es como superar el miedo a volar, no consigues nada quedándote en tierra. Con el dolor ocurre algo parecido, cuando consigues entender el por qué de ese sentimiento, de dónde radica y hacia dónde quiere llegar, conseguirás vencerlo.



28 de octubre de 2012

Ganas


        Me pasan tantas cosas por la cabeza que no me da ni tiempo a reaccionar.  Llevamos más de media hora metidos en el coche, mi cara está completamente inundada de lágrimas, no quiero seguir llorando, pero me quedo tan a gusto al hacerlo. 
Tú, en cambio sigues lejos de mi, mirando fijamente al frente con tics nerviosos. Sólo cuando agacho la cabeza y mi pelo tapa lo poco que puedes ver de ella, noto tu mirada, tus ganas de abrazarme, tus ganas de besarme, pero todo se queda en eso, en ganas.

Ganas de verme, pero no de quedarte. Ganas de besarme pero no de seguir. Ganas de abrazarme pero de soltarme rápidamente. Ganas de quererme, pero sin sentirlo. Ganas de estar conmigo, pero habiendo una distancia de por medio.
Ganas, que se convierten en cimientos fuertes, para lograr alzar ese castillo, en el que pueda coleccionar todas esas escenas, en dónde el protagonista eres tú, solamente tú.
Ganas que hacen que mi amor por ti,  se convierta en un trastorno, que solamente se calma,  al notar tu respiración cerca de mi nuca.
Dices que no quieres hacerme daño, pero ya lo haces al decirme eso, me dices que me tranquilice consiguiendo ponerme más nerviosa. Tu silencio consigue hacer eco a mis gritos, pidiéndote que me des lo que mis brazos gritan.

Sin quererlo, me doy cuenta de que el amar no tiene porque significar sufrimiento,  angustia, ni largas esperas. Cuando la embriaguez amorosa comienza a dejar de hacer mella en tu mente, comienzas a ver las cosas de otro color.

No porque ese chico, haya producido en ti un colapso sentimental, signifique que sea lo que te vaya a hacer feliz en un futuro no muy próximo. Y más, cuando tu presente lo nubla de momentos que se quedan en el intento de hacerlos posibles.



22 de octubre de 2012

Retroceder


Esto es algo que escribí hace años...



¿Será cierto que el primer amor; el que te enseña
a amar, se convierte en el único amor?
No creeré en parejas que tengan que durar toda la vida,
ni en el amor que tenga que sellarse en un papel. 
Pero si creo en el amor, en ese sentimiento, en que
cuando llega  es increiblemente arrebatador, pero en cambio cuando
quiere escaparse es tan desolador.







Porque el que de verdad ama o ha amado, sigue
amando aún sin sentir atracción por esa persona,   
 porque no le cuesta reconocer
 que sin esa persona no tiene vida.
¿Por qué que es la vida sin amor?
Porque al fin y al cabo llega a ser un modo de
aprendizaje de la vida, una admiración mutua, 
un respeto entre dos personas, una vida
feliz que yo nunca había sabido encontrar.

26 de septiembre de 2012

El guión.








Aún no soy consciente de lo que acaba de ocurrir, no sé que hora será pero no creo que quede mucho para que amanezca. Me giro y ahí está él, dormido, mis ojos se van inmediatamente a su cuerpo,  y a sus músculos, perfectamente definidos. Al tocarle el brazo, noto como en medio de la oscuridad de la habitación abre un ojo. Tiene una mirada arrebatadora, con mi mano acaricio su cara, hace una mueca con la boca y sin quitarme la mirada me sonríe. Vuelve a cerrar los ojos, yo me termino de tumbar en la cama y miro los destellos de luz que atraviesan la ventana de la habitación, y comienza mi miedo, mi miedo a no poder volver a ver esos ojos, ese cuerpo, esa sonrisa dedicada solamente a mi. Miedo a que desaparezca, a ser un recuerdo olvidado, a no ser ni la mitad de lo que él es para mí, miedo a quererle sin quererme, miedo  al dolor.
Sólo cuando me mira, hace que mis miedos absurdos pasen a formar parte de un guión con final feliz, pero cuando nuevamente cierra los ojos, los míos adquieren otra actitud, y mi labio inferior comienza a caerse muy lentamente. Me giro al lado contrario de la cama,encogiendo el cuerpo por completo, llegando a tocar la barbilla con mis rodillas, sintiéndome sola, y vacía.
Su fuerte respiración comienza a ser evidente, así que supongo que ni se dará cuenta de  mis suspiros tan intermitentes. Nunca he entendido este miedo tan intenso que siento cuando conozco a una persona, y tengo ganas de que pase a formar parte de mí. Pero lo siento, y más cuando el guión comienza a adquirir dimensiones que no esperaba.
Decido coger mis cosas e irme de la habitación, me despido de él, diciéndole un te quiero que me sabe a poco. De camino al coche, me doy la vuelta unas ocho veces por si corre tras de mi, pero no; el guión vuelve a desconcertarme. 
Comienzo a darme cuenta de la no existencia de un guión con final feliz, porque no hubo ningún acuerdo entre ambas partes desde un principio, porque el guión solo lleva mi sello, sentimientos que sólo yo experimenté.
Ahora toca borrar lo escrito, lo sentido, lo vivido. 




Shakira No

16 de septiembre de 2012

Bailar con el dolor



Mientras me miro en el retrovisor, puedo ver como mis pestañas, ponen el cartel de cerrado a mis ojos, como mis dientes superiores, muerden a mi labio inferior al ver la hora, y como  mi mano derecha, recoge  mi flequillo con la horquilla que encuentro en el bolsillo de mi pantalón. 
Llevo dos horas conduciendo y la temperatura desde que salí ha bajado considerablemente, lo cierto es que no me encuentro demasiado bien. 
De repente comienza a sonar los primeros acordes de Scar Tissue, de los Red Hot Chilli Peppers. Consigue algo increíble, en pocos segundos me hallo inmersa en medio de otro escenario, mi parabrisas comienza a ofrecerme  una visión muy diferente a la de la anterior, mi brazo izquierdo también queriendo experimentar esa sensación,  sale por la ventanilla para ser testigo de lo que mis ojos están contemplando en esos mismos momentos, haciendo como si dibujara figuras con ayuda del viento. 
Al fondo de esta particular estampa, el sol  intentando despegar sus rayos, detrás de esa gran montaña.
Me aporta tanta tranquilidad esta canción, que ni me doy cuenta de que acabo de llegar a mi destino.


Salgo del coche y lo primero que hago es intentar alcanzar alguna imagen que tenga que ver contigo, sin obtener éxito alguno.
Me dirijo a ti, me miras a los ojos pero tardas menos de dos segundos en desaparecer.
La casa no huele como antes, ya no es la misma. Persianas bajadas, polvo en los muebles, y una sensación de dolor, que hace que no tenga ni ganas de moverme.
Abro mi armario y todo son recuerdos, cosas que sin darme cuenta pasaron y que no volverán a repetirse. Suena el teléfono, es el chico que conocí  la semana pasada, el mismo que dijo que me llamaría nada más llegar a casa. Todos son iguales.
Al ver el móvil me doy cuenta que tengo varios mensajes, entre ellos uno que dice: "¿Nos morimos juntas? "  miro el remitente y me tiro a la cama sin poder pegar ojo.
El hambre me despierta, pero no sé que tiene esta cama que me atrapa. Es la cama de mi madre, me acuerdo que de pequeña me hacía la dormida, y cuando oía el golpe de la puerta al irse a trabajar iba corriendo a su cama para seguir durmiendo. A pesar de los años yo creo que hasta está más cómoda que antes.
 Viendo las fotos que inundan la cómoda de mi madre, comencé a recordar que hace muchos años no me quedaba más remedio que acostumbrarme al dolor, porque cuando uno vuelve a olerlo, habituado a no hacerlo, el dolor puede llegar a ser hasta irrespirable.

Sin embargo, con el tiempo aprendí a no hacerlo, a no dejarme contagiar por ningún virus que quisiera tentarme a hacerlo; aprendí a que Dios, o como quieras llamarlo, aprieta pero no ahoga, aprendí a tragarme las lágrimas y a transformarlas en carcajadas; aprendí a depender de mí y no de los demás; aprendí a seguir y no parar, por muy intenso que fuera el dolor; aprendí a ver las cosas productivas del sufrimiento, a no temerlo; aprendí a soñar despierta; aprendí que el querer no significa sufrir;  pero sobre todo aprendí a bailar con el dolor, sin que me pisara.






18 de julio de 2012

Me encanta









Me encanta que me den besitos en la nariz, el arroz con leche caliente, dejarme para el final lo mejor de la comida, los chicles de melón, el rosa flúor, chillar cuando me asusto, los donuts, el olor a gasolina, dormirme en el autobús, mi perro cuando duerme boca arriba, los momentos que paso con la gente que quiero.

Me encantan los grumitos del colacao, empezar un bote de galletas y no parar, oír a rihanna, el color rojo en los labios, el shopping, la gente que no pasa desapercibida, la gente con carácter, que llueva sólo cuando estoy triste, los domingos del invierno comiéndo castañas, hacer lo que nadie se atreve a hacer, la leche fría, la naranja ácida, los parques de atracción, el chocolate blanco, la vainilla, el riesgo, la playa, el olor de las cremas solares, la siesta, oir música a todo volumen, los programas de corazón, las películas románticas, el sofá y la manta, el sol, la coca cola, la comida japonesa, conducir sin destino, los huevos con patatas fritas, las golosinas, dormir con calcetines, el fresquito de las noches de verano, los tacones altísimos.

Me encanta dar abrazos, que me sorprendan, los perfumes fuertes, meditar, escribir, pensar, leer, el suspense, el silencio, los relojes grandes, pintarme las uñas de colores, Galicia, hacer turismo,la tortilla de mi madre, el running, superarme, el olor de un chico recién salido de la ducha, que me acaricien la espalda, fotografiar todo lo que veo, el sol de las 8 de la mañana, esa sensación de que al día siguiente no tienes que ir a trabajar, los conciertos, hacer algo sin pensar en el mañana o en el que dirán, tocar los brazitos y las piernas de un bebé, el petit suise de chocolate.


Me encantas tú porque consigues sacar lo mejor de mi.