9 de junio de 2013

C A O S



Y aquí me hallo, fuera de la ventana intentando gritar, intentando huir de esta situación tan insoportable. 
Hay veces que cuando tienes un mal día, o un mal momento, lo sopesas pensando en lo bueno que puede ser el siguiente; que solo basta con cerrar los ojos, e imaginártelo y sonreír.
No sé  lo que me ocurre, es confuso el sentimiento que tengo, es asfixiante, es demoledor. A veces el dolor, es implacable, no te deja pensar, no te deja reaccionar. 
Sigo sin encontrar la tecla adecuada, para poder desconectar de él en sus momentos más insoportables. Donde la mente es la primera en abandonar tu cuerpo, donde la falta de oxigeno comienza a ser más que evidente, y solo te queda la opción de trabajar sin ella, con las consecuencias que esa acción, pueda llegar a ocasionar en ti misma.  No existe un plan B,  no hay  una salida trasera, por la que puedas escapar. No hay nada, salvo tu misma sin unas directrices precisas y seguras para poder salir de esa situación.

Sigo pensando que en el momento en el que tu mente comienza a fallarte, a dejarte sola; todo cambia, hasta ella misma. No sé como hacer para volver a encontrarte, para que me devuelvas aquellos años en los que todo era diferente, menos real. 
Quiero dejar de vivir en aquel extremo de esa montaña, con el miedo constante a caerme. Quiero dejar de arrepentirme por las cosas que hago. Quiero dejar de odiarte. Quiero quererte. Quiero verte sonreír. Quiero dejar de sentir dolor. ¿Por qué no ser como el resto?  ¿Por qué tener tantos puntos débiles? Por qué siempre me toca jugar con tanta desventaja respecto al resto? ¿Por qué?  
Siempre las mismas preguntas, siempre lamentándome por ello; y así terminan mis días, sin nada más que decir. 

Sé lo que es caerse, no querer levantarme, intentarlo, luchar por conseguirlo, y al fin lograr levantarme. Pero cuando vuelvo a caer, no sé por qué pero me vuelvo pequeña, y olvido que un día conseguí levantarme; que puedo volver a lograrlo, que solo es cuestión de saber esperar tu turno para poder ser un poquito más feliz. Porque todo pasa y todo llega.