Mostrando entradas con la etiqueta desamor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta desamor. Mostrar todas las entradas

6 de enero de 2013

Recrearte en mi imaginación.


Aveces piensas que estás en uno de tus peores momentos, cuando de repente te das cuenta de que no era tan malo como lo que te está a punto de llegar.

Sólo estaba él, no había otra cosa que pudiera hacerle sombra.

Cuando abría los ojos al despertarme, lo primero que me venía a la mente, era la última imagen que tenía grabada de él, tan cerca y a la vez tan lejos.
Me pasaba las horas  del día intentando averiguar la forma de poder conquistarle, de que por fin sus sentimientos y los míos pudieran cruzarse.  Pero de nuevo volvía la noche y con ella ese sentimiento de vacío,  y de silencio.

No sé ya de que manera decirte que te quiero, sin parecer una perturbada, no sé de que manera  retroceder para borrar todo aquello que hice mal, y que te alejó de mi. No sé de que manera acercarme a ti, sin que ello suponga un nuevo enfrentamiento entre mis sentimientos y los tuyos, en el que siempre salgo perdiendo yo.

No sé dónde está mi límite, no lo veo, ni lo pretendo. 

Sólo quiero cerrar los ojos y recrearte en mi imaginación. Llegar a casa después de un día duro de trabajo, y verte esperándome en mi portal. Coger mi cara helada con las manos, mirarme y hacer que mi corazón adquiera una velocidad que solo tú consigues accionar. Pedirme que no me vaya, que por fin sus sentimientos querían conocer a los míos. 

Sin embargo, la realidad era otra. Decidí abrir mis ojos y me dí cuenta de que  a lo que yo aspiro, está demasiado alto para poder ser alcanzado. 
Que mis mensajes seguían sin ser contestados. Que mis labios no aguantaban las ganas de volver a probar los suyos.
Pero mis ganas de poder verle en mi portal, seguían vigentes, no sólo cuando cerraba los ojos, también cuando a día de hoy, los abro y veo que no estás.



25 de marzo de 2012

El dilema de lo no tangible








En los días de lluvia como los de hoy es cuándo una cierta melancolía atrapa mi mente.
He de decir que no me gusta la lluvia, sólo cuando sus gotas son de la misma magnitud que mis lamentos. Esa sensación, ese ruido..., me otorga una cierta compañía entre tanto silencio que da de sí mi soledad.
Pero aún así, sigue sin convencerme del todo los días en los que pasa un coche a tu lado, conducido a gran velocidad y te salpica entera, en los que ves ensuciar los critales de tu casa, los mismos que el día anterior limpiaste con tanto esmero, en los que las miradas al cielo no cesan, y en los que la cantidad de cosas que puedes realizar en un día normal, se ve reducido a la mitad.

Hoy ha sido el día de mi regreso,  intento escaparme lo poco que puedo para enfundarme con mi gente. Esos pequeños ratos, son los que me hacen crecer y me hacen entender un poco más, el sentido de mi vida. Sigue siendo el escalón más alto de mi pirámide, el más inquebrantable, al que más tiempo dedico.
Me encantan esos momentos en los que un simple abrazo dice más que cualquier intento de ánimo. Me encanta rozar mi nariz con la de la persona que quiero, hasta conseguir acercarme a sus labios. Me encanta que me intimiden con la mirada, que me dejen sin saber que decir... No sé que haría sin esos pequeños momentos...

Por fin, la lluvia ha cesado en su intento de fastidiar mi día, no es que se vea el sol en todo su esplendor, pero poco a poco las nubes se van dividiéndo. No sólo es por la lluvia por lo que estoy así de tenue. 
Hay veces que crees haber conseguido algo y de repente te toca dar pasos atrás en esa pequeña búsqueda de la felicidad. Porque sí, es mi pequeño desafío personal.  


De repente oí un chasquido de llaves, y veo asomar tu carita por la puerta. Pero es tan grande eso que siento por ti, que me ruborizo al verte, sin poder seguir tu mirada.
Tu saludo llega a ser como un pequeño aliento, tu cercanía mi calmante, y tu intento por animarme lo mejor del día.
 Sé que tengo un defecto y del que me siento super orgullosa, nunca hay que sentir apatía por esas cosas que nos hacen tropezar.
 Doy mi vida al que se enamore de ella, y creo que es por el poco aprecio que nos tenemos ella y yo. Pero la experiencia nos hace sabios, o eso creo. Intento que mi desafío sea el ruborizarme con gente que tiemble al verme.
Pero supongo que aveces uno no siempre tiene lo que desea o imagina. Lo intengible debe pasar a un segundo plano, aunque sea lo más preciado ya que suele ser lo inalcanzable. Y no estamos para pensar en cosas utópicas, sino en cosas cercanas, cosas que nos hagan sentir, sea dolor o bienestar.
 Pero figuras de cuadro de pared, ¡no! Y digo esto porque después de intentar sacarme una sonrisa, no tardé ni un segundo en perderte de vista. Ahí estaba en el sofá, de nuevo con la misma rutina, siendo la lluvia y el silencio mis únicas compañías.
Sino tiemblas al verme, sino me miras cuando mis ojos llevan escrito más de lo que cualquiera pudiera darte, sino haces el mínimo intento de cogerme cuando ves que me caigo, sino echas de menos ni mis más absurdas tonterías. No vuelvas a pasar por esa puerta, aunque cada vez que la vea desee oir ese chasquido, aunque baje el volúmen de la televisión para cerciorarme de que es tu moto la que acaba de ser aparcada. Prefiero lo tangible, lo perceptible. No quiero más días de lluvia, quiero ver llover y no sentirme quebrantada, porque no es la lluvia, soy yo cuando te veo y no te veo a la vez.

23 de diciembre de 2011

Una navidad diferente Parte 1




Sólo quiero que llegue un día, despertarme y que no haya pasado nada . Darme la vuelta en la cama y verle, que me despierte ese olor a café, que sólo él se acordaba de hacerme sí, dejaba el café recién hecho antes de irse a trabajar y no se iba sin despedirse.

Quiero la familia que siempre tuve o que quizás pensé que siempre tenía. Es tan difícil despertarse en otra casa, pasar mi mano por la zona de la cama que siempre ocupaste y que ya no ocupas, no tener a esa persona con la que has convivido más de media vida.

Las mañanas las llevo mal, dirigo mi mirada hacia  la ventana y me quedo enredada por mis pensamientos,  ya no es mi corazón porque no lo noto, es mi cabeza la que me hace perder la razón la que siempre hace la misma pregunta. ¿Por qué a mi? 

Notar que el tiempo, el silencio, la soledad nos pesa, que de repente es de noche y está todo negro pero yo sigo mirando la ventana,  notar como sube el ascensor, percatarme del sonido de la puerta y ver que no es él. No verle, y lo peor  no darme cuenta que nunca atravesará esa puerta.
Preguntar que hice mal, que no le dí, si lo único que hacía día y noche era quererle.
Miedo a estar sola, a quedarme sin él a no verle nunca más a que no me quiera como antes.

Dormir para no sufrir, para no pensar, para no recapacitar, mejor dicho para no darse cuenta de la realidad. Mientras sigues mirando por esa ventana, las horas, los días e incluso los meses pasan sin que te hayas dado cuenta.
¡Despiértate! pero asume una cosa, que si ha pasado algo, afronta ese miedo, no hagas que tu mente te enrede en los recuerdos. Los recuerdos tanto malos como buenos estan ahí y nunca se irán, pero el presente es lo que importa es lo que vives, y a día de hoy no te has dado cuenta de que hay un antes y un después, como cuando una persona afronta su pubertad, no hay que vivir de los recuerdos de disney toda la vida. Valora todo lo bueno o malo que te puede deparar esta nueva etapa.






Dedicado a la persona que más quiero.





13 de noviembre de 2011

¿Por qué no hacemos lo que realmente deseamos hacer?






Sí no me cabe duda de eso. Cada vez grito más en silencio, me desespero por dentro de ver cosas tan imposibles de masticar. No entiendo por qué se tiene que romper una relación de 2 personas que se quieren y se desean tanto. ¿No se trataba de eso? ¿De amar y desear? No entiendo por qué si queremos tanto a alguien y queremos decirle tantas cosas, no lo hacemos.
¿Por qué no hacemos lo que realmente deseamos hacer?
¿Por qué irnos cuando lo que realmente  queremos hacer es quedarnos, por qué reir cuando lo que queremos es llorar, por qué decir no, cuándo realmente queremos  decir SI, por qué colgar cuándo lo que más deseas es oir su voz? ¿Por qué negar lo qué tu corazón afirma con creces, por qué dañar a lo que realmente amas, por qué dar pasos atrás cuándo deseas llegar a la meta, por qué cerrar la puerta cuando lo que deseas es dejarla abierta?
Nunca pensé que el amor fuera tan contradictorio, es cierto que aveces yo tampoco hago lo que deseo hacer, hago lo que mi cuerpo me indica, si me dejo llevar por él y como que siempre me deja con el culo al aire, como se suele decir. Hay muchas veces que el amor nos perjudica muy seriamente la salud, nos hace estar decaíadas, el apetito desaparece, de repente aparecen dolores inexplicables...
Pensamos que nuestra vida era él, pero obviamos algo imprescindible alomejor para él no era así y evidenciarse de eso es complicado y más cuando alomejor aparece una tercera persona. Desaparecen los valores de la sinceridad, de la valentía, del respeto, definitivamente del amor y a nosotras se nos cae el telón de nuestro particular cuento de hadas. Existen cuentos de hadas si, pero con finales cuyos destinos nunca están escritos, aunque lleves más de una vida con esa persona.  No darte cuenta de la realidad que vives e intentar resucitar relaciones muertas no hacen más que crear un vicio sucio y absurdo. El amor no es la persona de la que te enamoras, son los sentimientos que esa persona, puede llegar a ofrecerte. Es fácil desligarse de unos sentimientos sí, pero de una persona no. Enamórate de lo que te ofrece no de la persona. El problema comienza cuando pensamos a la inversa  Lucha por ese amor que sólo te corresponde a ti, y hazlo por amor, no por necesidad de sentirte amada. 



Mirar que cosita más bonita...

9 de enero de 2011

Recordar la vez anterior...



"La herida en el corazón que al principio la sentiamos muy sensible al menor contacto, se convierte finalmente en matices de un arco iris y entonces, el dolor se detiene. Nos olvidamos de ello. Incluso olvidamos lo que contiene el corazón hasta una próxima vez.



Nos preguntamos cómo nunca pudimos haber olvidado. Y es que ya no podremos recordar la vez anterior"